miércoles, junio 28, 2006

RETIENEN EN CUBA A BALSEROS DEL PUENTE DE LAS SIETE MILLAS

Retienen en Cuba a balseros del Puente de las Siete Millas


WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald



La odisea de los balseros del Puente de las Siete Millas parece no tener fin.

Tres meses después de que los 14 inmigrantes solicitaran oficialmente sus permisos de salida, las autoridades cubanas los mantienen retenidos, sin respuestas precisas sobre los motivos de la demora.

''La respuesta que nos dan cada vez que vamos a Inmigración de la provincia [de Matanzas] es que no hay respuesta todavía'', relató ayer Elizabeth Hernández en conversación telefónica con El Nuevo Herald. ``Estamos realmente desesperados''.

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LOS BALSEROS cubanos salen de la Oficina de Intereses de EEUU en La Habana con sus pasaportes y visas.
JAVIER GALEANO / AP

Hernández reside junto a su esposo Junior Blanco y el hijo del matrimonio, John Michael Blanco, de 2 años, en el poblado de San Francisco, a unos 13 kilómetros de la capital matancera. Los tres se han ido a vivir con los padres de Blanco, luego que los funcionarios del Instituto de la Vivienda les prohibieran acceder a la vivienda que compartían antes de la salida ilegal del país, el pasado enero.

Los 15 balseros --11 hombres, dos mujeres y dos menores-- hicieron historia tras arribar a un pilote del viejo puente Flagler, en los cayos de la Florida, y ser repatriados el 9 de enero, cuando el Servicio Guardacostas determinó que no habían llegado a tierra firme de Estados Unidos.

Pero a comienzos de marzo, un juez federal dictaminó que la decisión había sido errónea y ordenó que las autoridades estadounidenses debían hacer los mayores esfuerzos para retornar al grupo por vías legales, marcando una victoria legal sin precedentes para los inmigrantes cubanos.

Uno de los integrantes del grupo, Lázaro Martínez Jiménez, fue descalificado para emigrar legalmente por ofrecer falsos testimonios a los funcionarios estadounidenses.

Sin embargo, los 14 restantes cumplieron los trámites de rigor al llegar a la isla y el 28 de marzo presentaron la petición del permiso de salida (tarjeta blanca), requisito migratorio que constituye una exclusividad para los ciudadanos cubanos en todo el hemisferio occidental.

Generalmente la aprobación del permiso para emigrar toma entre dos semanas y un mes, pero en este caso el retraso resulta significativo.

El pasado 6 de junio, los funcionarios de Inmigración y Extranjería --una dependencia del Ministerio del Interior-- explicaron al grupo que las demoras se debían a ``la singularidad del caso, que necesitaba una investigación especial''.

La Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana (USINT) dijo ayer que espera que el gobierno cubano cumpla con los acuerdos migratorios establecidos en 1995 y permita la salida del grupo.

''Nuestra posición se mantiene inalteralble'', expresó Drew Blakeney, portavoz de la sede diplomática. ``La USINT continúa lista para entregarles inmediatamente los documentos de viaje y facilitarles su salida de Cuba... Nosotros, como ellos, esperamos sólo por los permisos de salida del gobierno cubano''.

Ante una comparecencia televisiva, el pasado 15 de mayo, el gobernante Fidel Castro aseveró que ''Cuba nunca cerró las puertas a las salidas'' legales.

Según datos de la USINT, el régimen cubano mantiene retenidas a más de 500 personas que poseen visas para emigrar a EEUU y no reciben la tarjeta blanca, en su mayoría por ser familiares de desertores o calificar como personal médico indispensable.

''Una vez más, el gobierno cubano está jugando con los sentimientos de estas personas y dificultando la reunificación familiar por turbios motivos políticos'', afirmó el abogado Luis Fernández, integrante del equipo legal que ganó la demanda en favor del grupo repatriado.

Fernández manifestó que ''Cuba parece estar barajando opciones para manipular el caso'' ante la alternativa de que Washigton decida suspender la cuota de 20,000 visas anuales o reforzar las restricciones del embargo a la isla. Un paquete de medidas fue enviada a la Casa Blanca por la Comisión de Asistencia a una Cuba Libre, a finales de mayo, y desde entonces aguarda por una decisión del presidente George W. Bush.