jueves, septiembre 28, 2006

CUBA: VIVIR CON EL ENEMIGO

Cuba: Vivir con el enemigo


Por Ana Leonor Díaz
GrupoDecoro / Cubanet / Noticuba Internacional
Desde Cuba


******************
"...el monopolio estatal no vende en esos comercios los necesarios insecticidas para liquidar no sólo al mosquito, sino también a las garrapatas, hormigas, cucarachas y ratones que ya se han incorporado a la fauna doméstica en un círculo vicio que nos lleva a vivir con el enemigo..."
******************


La Habana, 27 de septiembre de 2006


Un spot televisivo muestra a dos individuos de civil, pero con inconfundible pinta policial que, sin identificarse, entran en una vivienda, toman muestras del agua acumulada en tanques, vasijas, floreros y también en el pequeño patio. Al final, con el ceño adusto, informan al anciano y la joven de la casa que "están viviendo con el enemigo".

En un país donde toda actividad civil y social se rige por los códigos de la vida militar, la dramaturgia del corto adquiere un insoslayable tinte político, aunque se trata de un mensaje más dentro de la abrumadora campaña propagandística para que la población adquiera conciencia de la necesidad de erradicar al mosquito Aedes aegypti, causante del dengue, epidemia extendida por todo el país, aunque no reconocida por las autoridades sanitarias, y criminalmente ignorada por la prensa oficialista.

La propaganda, reiterativa y cansona, ha provocado el efecto contrario, por saturación, a los fines que persigue. La gente está harta de los mismos códigos que año tras año apelan al mismo tema, redoblado en los últimos cuatro meses.

Paralelo a este bombardeo desinformativo, miles de hombres y mujeres zapatean pueblos y ciudades, casas, edificios y covachas; fábricas, escuelas, oficinas, para descubrir, en la mayoría de los casos, la existencia de focos de cría del insecto que, según los especialistas del Instituto de Medicina Tropical, está extendido por todas las zonas cálidas de los cinco continentes (mostraron mapas por televisión). Pero nadie habla de la actual epidemia de dengue que está afectando a miles de cubanos.

Por las medidas tomadas en hospitales y policlínicas del país desde mayo pasado, donde se habilitaron cientos de camas, se suspendieron las intervenciones quirúrgicas programadas y las vacaciones de verano del personal de salud, la secreta epidemia de dengue ha adquirido proporciones de catástrofe.

Ello también se desprende de las intensas medidas de fumigación e higienización, en las que se han comprometido por la fuerza a numerosos trabajadores, cuyos centros de trabajo fueron cerrados, o trabajan algunas horas al día, con el propósito de sumarse a las labores de limpieza, visitas a domicilio y la creación (como en toda campaña militar, aunque ésta sea de tipo sanitario) de puestos de mando en áreas, municipios y provincias.

Las acciones de fumigación semanal no se han reducido a los locales. En ciudades con más de 200 mil habitantes se han empleado avionetas y helicópteros, y también vehículos que a diario expelen un producto químico utilizando el humo del petróleo, lo cual provoca intoxicación en personas alérgicas y asmáticas, y está evaluándose el daño en los cultivos de vegetales en los huertos urbanos.

La intensidad de la campaña contra el mosquito arreció en agosto, en Ciudad de La Habana, donde estudiantes de Medicina extranjeros visitaban a diario las viviendas para preguntar el número de moradores, y si alguno padecía de fiebre. Las crisis asmáticas no entraban en sus estadísticas.

Algunos de estos estudiantes, no familiarizados con el secretismo oficial, que reduce las acciones a la "lucha contra el mosquito", se identificaron como miembros de la campaña contra el dengue.

Ciertamente, la seriedad de las medidas sanitarias ahora son mayores que durante la epidemia de principios de 2002, la cual costó el cargo al entonces ministro de Salud Pública y causó la muerte a una veintena de personas. En esta ocasión, las cifras fatales se obtienen de fuentes independientes que no pueden comprobar lo que dirán los certificados de defunción que emiten las autoridades de salud.

La extensión e intensidad del cuadro epidémico, ya a finales de septiembre, lejos de reducirse, continúa en aumento, y se ha llegado al caso (tan atestados están las policlínicas y hospitales) de que el gobierno en las localidades sólo ingresa a los pacientes por cinco días, y en algunos casos provee a las familias con mosquiteros, y mandan a los enfermos a sus casas, en las cuales son visitados por alumnos de Medicina, ya que no hay suficientes médicos de familia

En un país que exhibe cifras de buena salud poblacional, y envía a 40 mil médicos a trabajar al extranjero, la epidemia de dengue echa por tierra la propaganda.

Las medidas sanitarias de emergencia intensificadas en los últimos cinco meses han caído en saco roto, porque la disfunción de la infraestructura urbana (acueductos, alcantarillados y pavimentación vial) ha colaborado finalmente a la propagación del dengue en todas las ciudades y en la capital, principalmente.

En materia de útiles de aseo y limpieza, sólo están disponibles para una exigua minoría que puede pagarlos en las tiendas en divisas, aunque el monopolio estatal no vende en esos comercios los necesarios insecticidas para liquidar no sólo al mosquito, sino también a las garrapatas, hormigas, cucarachas y ratones que ya se han incorporado a la fauna doméstica en un círculo vicio que nos lleva a vivir con el enemigo.


Fonte: NotiCubaInternacional
http:www.noticubainternacional.com